Carta a mi
interior
solo para mi
Para quien
siempre escribo.
Para quien
no lo lee.
Escribo no
porque sepa más, para calmar mi ego, para acallar las voces internas, para
regalar el oído, no lo hago para nadie, ni para mi tan siquiera, solo para
silenciar fantasmas, para poner en líneas lo que en la realidad llevo, un vacío
interno, un deseo incompleto, amores irreales, míos, de los demás solo deseo,
lo hago porque necesito hacerlo, sacar de mi cabeza los pensamientos, negros
como ala de cuervo, como noche sin luna en invierno.
Es tan
grande la soledad, el desconsuelo, pagar por errores cometidos, por pecados
inconfesos, tanta la gente que llega y sin más se van, sentirse como fuente que
apaga la sed ajena, como oasis del desierto al que todos llegan, pero calmando
su sed de él se alejan.
En cada
letra una lagrima, en cada palabra un suspiro, con cada frase una herida,
querer amar sin llegar a ser amado, crear un mundo irreal a mi alrededor que
poco a poco se va deshaciendo, evaporándose, disolviéndose como humo, como la
ilusión del primer encuentro y el olvido sin adiós, que quieren de mí, si hasta
la sangre si me la piden la doy, si el corazón entrego con pasión, si de tanto
darlo, cada vez late menos en mi interior.
Escribo
porque es la única forma que tengo de evadirme, de no sentir la soledad llenándola
de recuerdos, que solo me hacen sentir peor, pero a la vez recordar aun con
dolor es volver a vivir aquello que me hizo sentir como los demás vivo por
dentro y radiante por fuera.
Quisiera ser
mejor, diferente a como soy, tener mi vida completa, mi mano junto a otra mano
no andar el camino en solitario, poder dormir sin llorar el vacío y la soledad
y amanecer contemplando el cuerpo de quien me de la paz el sosiego y el sueño
tranquilo.
Quisiera,
quisiera, quisiera... quizá lo que quiera es descansar por fin.
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