Tras de mí el olor de otros veranos, el sabor de otros inviernos, recuerdos de cuando aún niño, al amor de las llamas de una chimenea, soñaba con ser mayor.
Juventud, cartuchos quemados en aras de sueños no realizados, de largas noches en vela a la espera de lo que nunca llegaba, caminando por veredas empinadas, intentando llegar a la cima siempre lejana.
A veces los silencios son más elocuentes que el sonido de las palabras, pues muchas suenan incoherentes de tanto repetirlas, una mano sincera en el contacto, dice más que mil palabras, un beso sincero, una tierna mirada, un abrazo certero, son mejores que horas de charla manida y desinflada.
Búsqueda incesante de quien sepa conocer, valorar, lo que vale un silencio, lo que cuesta una palabra, el sentido de una mirada, el calor de un abrazo. Quien contemple pasar una nube y descubrir la belleza de una tarde de primavera, o el paso cansado sobre un manto de hojas que solo unos momentos atrás daban sombra y sosiego en la calurosa tarde de verano y ver las desnudas ramas a la espera de la nueva primavera, testigos mudos de muchos pasos y de cuerpos que se arroparon bajo ellas.
calles vacías, rastros de pisadas, regueros de risas, palabras flotando, un halo de perfume me acompaña y envuelve con mágico placer, figuras desdibujadas, abrazos y besos, furtivos, robados, como en una pantalla del tiempo, estelas de sentimientos, de otros, quizá míos, estáticos en el aire, solo paseo, quizá vivo, o solo despierto sueño.
Soledad, adoptada, gestada, o comprada, no importa es mi sombra y fiel me acompaña por esas calles medio vacías, aspirando los restos de esos sentimientos que otros van dejando, perdiendo o agotando.
Frío invierno, añoranza de las cálidas primaveras o las frescas noche de verano, donde la compañía se hace soledad, cuando otras alegrías te recuerdan las que perdiste, o gastaste sin pensar que no había más.
Queda mi rastro junto al resto, más lánguido y desesperado, mezclado en la estela, posados en el aire de la noche, barridos por la lluvia y el frio, añorando sueños pasados, sigo el aroma de la noche, porque en el revivo, buscando el sueño perdido, la vida, la madrugada.
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