Te
despiertas por la mañana, a duras penas puedes encontrar las zapatillas, aún la
mente nublada por el sueño, y te das cuenta de que es otro día más, centras la
vista en tus manos, sobre las rodillas, y te das cuenta de que ya no eres
joven, atrás quedaron ya los días en los que el olor a café recién hecho y a pan
frito de cuando eras niño, en el pueblo de los abuelos, no llegan a tu olfato,
no, tampoco aquellos días en fijabas la vista en un cuerpo firme de piel tersa
y fresca y te sentías lleno de vida sin pensar en lo que quedaba a tras sino en
lo que estaba por llegar...
© gghr... 04-2018
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